Tras dos temporadas, desde su arribo en agosto de 2021 luego de su traumática salida del Barcelona, el rosarino deja el club con un sabor amargo tras no lograr el gran objetivo deportivo para el que fue contratado, que fue la conquista de la UEFA Champions League.
El mensaje del PSG para anunciar el final de la carrera de Lionel Messi en el club

“Tras dos temporadas en la capital, la aventura entre Leo Messi y el Paris Saint-Germain llegará a su fin a finales del ejercicio 2022-23. El Club desea, con cierta emoción, muchos más éxitos a Leo para el resto de su carrera”.

¿Su futuro? Es lo que queda por develar y eso parece que ocurrirá pronto. Mientras el Barcelona trabaja contrarreloj para lograr su esperada vuelta y el Inter de Miami se ilusiona con su fichaje, es el Al Hilal de Arabia Saudita el que encabeza la fila de los más interesados o, mejor, de los que mejor posicionados se encuentran para dar el golpe mundial con su contratación.

De la multitud que lo recibió como un dios en a los silbidos del destierro: la amarga aventura de Lionel Messi en París

Cuando en agosto de 2021 Liones Messi fue recibido por una multitud en el aeropuerto de Le Bourget de París que lo aclamó como un dios la sensación era que el equipo francés entraba en otra dimensión.

“Fichamos al mejor jugador de la historia”, aseguró entonces el presidente, Nasser Al-Khelaifi, que ni en sus mejores sueños podía contar con esa pieza en el rompecabezas de estrellas, asociado a Neymar y Kylian Mbappé.

La sensación no era la misma en la mente del jugador, que terminaba de dejar esa inolvidable imagen de su despedida de Barcelona no ya con lágrimas, sino en pleno llanto tras irse a la fuerza del club de toda la vida, en contra de su voluntad y la de toda su familia y se veía obligado a reinventarse a los 34 años.

París no fue la tierra prometida de Lionel Messi

A regañadientes aceptó la única oferta a la altura de su categoría y que, al tiempo, le permitía seguir en el máximo nivel.

El balance, dos años más tarde, cuando el rosarino jugará su último partido con el PSG, es que ni el club encontró al mito que perseguía ni el futbolista la plataforma que buscaba para seguir brillando.

La sensación es de amargura, porque el club quería comprar el pasado del jugador en el Barça y Messi el futuro prometedor de nuevos horizontes.

En dos años, Messi no pudo marcar la gran diferencia, tampoco ganarse al público y no estableció con el club y con la ciudad un vínculo afectivo, el mismo que cultivó con Barcelona y que nunca se rompió. París aparece como un adulterio a esa historia de amor.

Estos dos últimos años, Leo vivió emociones fuertes, pero ninguna ligada al PSG. En París recibió en 2021 su séptimo Balón de Oro, pero sobre todo por haber ganado con Argentina la Copa América; también fue elegido mejor jugador de la FIFA al año siguiente, pero fue la respuesta a su triunfo en el Mundial de Qatar.

En el club, su hoja de servicios no parece poder presumir de su paso por el Parque de los Príncipes. Los dirigentes pensaban que Messi les permitiría dar el salto definitivo en la Liga de Campeones, el único objetivo por el que respira el club.




El aporte deportivo de Lionel Messi al PSG

El aporte de Lionel Messi tras dos campañas en la capital francesa, fue magro. Ningún gol y ninguna asistencia en los cuatro partidos de octavos de final de la Champions League, el momento en que se espera la aparición de las grandes figuras. El PSG cayó el primer año frente al Real Madrid y este contra el Bayern de Múnich.

Los mismos hinchas que lo aclamaron en su llegada una histórica mañana de agosto, empezaron a cansarse de la indolencia del argentino, al que el primer año le costó decir adiós a su asentado entorno barcelonés.

Instalado durante meses en un lujoso hotel a dos pasos del Arco del Triunfo, la familia no comenzó a respirar hasta que tomó posesión de una lujosa mansión a las afueras, que se convirtió en el centro de gravedad de una parte del vestuario.

Messi empezó a adaptarse bien al club, a convertirse en un elemento discreto en el vestuario, consciente del peso que en el mismo iba tomando la figura de Mbappé, con quien fue creando una sociedad cada vez más productiva.



El francés acaparaba todos los focos mientras Messi iba detrás, lo que le convertía, junto a Neymar, en el perfecto punto de mira de los fracasos.

Para entonces, toda una parte de la hinchada había olvidado el pasado del futbolista y considerado su contratación como una operación de márketing sin aporte deportivo.

Las ventas de camisetas crecieron un 50% en solo un mes y el PSG usaba su nombre como carta de presentación para elevar los contratos de patrocinio, lo que justificó ampliamente los 30 millones de euros netos de su contrato.

No tardaron en aparecer silbidos y murmullos incómodos en el Parque de los Príncipes y, como momento culminante, los insultos de un grupo de ultras a las puertas de la sede social del club.



Aunque la segunda temporada fue mejor, con 16 goles y otras tantas asistencias, la falta de vínculo estaba consumada y la ruptura parecía una evidencia.

Cuando recibió la Copa del Mundo de manos del emir de Qatar en diciembre pasado, parecía que la aventura podía continuar. Pero el retorno a la cruda realidad fue inapelable. Un nuevo fracaso europeo y luego una sanción ejemplarizante que terminó por convencer al futbolista de que su futuro estaba lejos de París.

Consumado el divorcio, Messi buscará otro camino por el que seguir su carrera, consciente de que su huella en París no estará a la altura de su ambición ni de su currículum.