La andanada de disparos se produjo antes de las 21 del lunes frente al CIC (Centro Integral Comunitario) de la zona norte de Tartagal. Casi simultáneamente se ve cómo una persona adulta ingresa al CIC con un niño como acompañante, ya que en ese centro se realizan actividades deportivas y recreativas.

Cuando los delincuentes se dieron a la fuga, la misma cámara de seguridad registra cómo vecinos alertados por las detonaciones salen en defensa del muchacho.

Fueron los vecinos quienes llamaron al 911 y ellos mismos se quejaron por la injustificada demora que los efectivos tuvieron para llegar al lugar de los hechos, de inusitada gravedad, aunque el muchacho resultó milagrosamente ileso.
 

Un vecino que vio absolutamente todo el episodio relató en medios locales que el sujeto que disparó contra le dijo: "Así te queríamos agarrar, buchón", y comenzó a disparar contra el joven que se hizo finito detrás de un árbol y desde ahí arrojaba cascotes.

Vega precisó que "la semana pasada este joven se encontraba en Villa Saavedra cuando llegaron varios sujetos, quienes rompieron la reja de una casa con la intención de ingresar. Se identificaron como agentes federales, pero el joven los reconoció y grito ’ustedes no son federales, yo los conozco’, en referencia a uno o a dos de los sujetos, quienes querían ingresar a la vivienda con intenciones de robo o mejicaneo". Los sujetos al verse descubiertos huyeron. El joven ofreció su declaración testimonial y dio la identidad de dos de los delincuentes. Esas actuaciones están a cargo del fiscal penal 1, Pablo Cabot.

Lo que puso en descubierto un joven tartagalense tras salvarse milagrosamente de un ajuste mafioso es muy grave. Según el relato, el móvil del ajuste se retrotrae a que el joven puso al descubierto un grupo de "parapolicías" que se encontraban intentando allanar una vivienda, ingresando por la fuerza y al nombre de una fuerza federal. Muchas preguntas al respecto se puede hilvanar, pero la palabra grave es elocuente.

La principal hipótesis es que el joven conocía perfectamente a la banda de falsos policías federales y obviamente qué buscaban en la zona donde los puso al descubierto. Esto evitó un robo o una mejicaneada o tal vez algo más grave en un domicilio de villa Saavedra y sin más ambages los denunció con nombre y apellido en la comisaría. Tras este episodio, el joven no tuvo ningún incidente hasta la noche del lunes, cuando dos sicarios fueron a terminar con su vida, porque identificó a dos falsos agentes federales.

Por ese motivo esos sujetos son los principales sospechosos, aunque se sabe que detrás de ellos están quienes planean estos operativos truchos de robo o mejicaneada. Las imágenes de las cámaras de seguridad aportaron mayores elementos de prueba para determinar quiénes son a quién responden.

Hasta la noche del martes, los investigadores no habían encontrado a los dos sujetos que por milagro no causaron una masacre en la zona norte de Tartagal.