Un peón de 35 años murió en Santiago del Estero, a raíz de las gravísimas heridas sufridas tras recibir un terrible golpe con un ladrillo en la cabeza, y el desenlace sacó a la luz una sorprendente historia de engaños con tres protagonistas: la mujer homicida, el joven asesinado, su amante, y el marido de la asesina.
Ernesto Darío Aranda, de 35 años, fue hallado por una sobrina malherido y con golpes en la cabeza. En el mismo lugar y a pocos metros del cuerpo estaba la mujer, a quien la sobrina le reclamó no haber avisado de inmediato lo sucedido.
Allí fue cuando la mujer «montó» una historia que incluyó a su pareja oficial, pero con el correr de las horas todo se esfumó.
La sobrina que llegó al lugar dio aviso del hallazgo a Alicia Margarita Aranda (57), madre de Ernesto. En un principio trasladaron al herido al Puesto Sanitario del lugar y desde allí al Centro Integral de Salud Banda. Fue el domingo en horas de la noche y el peón Aranda dejó de existir cerca de las seis y media de la mañana del lunes.
La fiscal de turno Celia Mussi solicitó una autopsia y dio participación a los integrantes de la División Homicidios de La Banda.
Una de las preguntas que surgió de la investigación era saber si Ernesto Aranda estuvo acompañado entre el sábado a la noche y el domingo. La respuesta que le llegó a los investigadores es que estuvo con María Isabel Carrizo (29), oriunda de El Colorado, quien reveló ante los uniformados «ser la amante de Aranda».
«El sábado a la noche me encontré con Ernesto en Quimilí, sin que mi pareja lo supiera y desde allí, fuimos hasta el rancho de él en Pozo del Toba. Tras varias horas, no me dejaba salir de la casa para regresar a mi vivienda. Yo salí de mi casa diciendo que iba a pasear y ya debía regresar», confesó la mujer que fue detenida y los investigadores aguardaban directivas para su posterior traslado.
Al parecer, en un descuido, -aparentemente Aranda estaba sentado-, golpeó con un ladrillo en la cabeza a su amante, quien cayó desvanecido con el rostro ensangrentado.
El marido de María Isabel Carrizo fue identificado como Ramón Ismael Serrano, de 32 años, quien fue trasladado por los investigadores a la dependencia policial, ya que su pareja lo mencionó en un par de oportunidades tratando de incriminarlo en el homicidio.
Pero esa coartada se esfumó con el paso de las horas y Serrano habría quedado «despegado» del hecho de sangre.
Durante la noche del lunes, la mujer confesó haber sido la autora del terrible golpe que le propinó a Ernesto Darío Aranda y que terminó con su vida.