MUNDO
14 de diciembre de 2023
Fue al médico porque creyó que sólo tenía un dolor de panza, pero le descubrieron un extraño embarazo
Recientemente, un insólito caso descolocó a los médicos en Francia: una mujer de 37 años fue a realizar una consulta después de 10 días de intenso dolor de panza para descubrir que estaba embarazada de 23 semanas.
Sin embargo, no se trataba de una condición normal ya que le informaron que el feto estaba creciendo en su cavidad abdominal, es decir el espacio entre el estómago y el intestino. Luego de una serie de estudios, los especialistas revelaron que estaba “normalmente formado” y que, por el momento, estaba fuera de peligro.
El caso fue publicado por el New England Journal of Medicine y conmocionó al mundo médico. Allí, se detalló que se trataba de un embarazo abdominal, un extraño tipo de embarazo ectópico, lo cual refiere a que se encuentra fuera del útero. Así, descubrieron que la placenta estaba adherida a la parte superior de la pelvis.
Según los médicos, es una condición rara pero posible si un feto comienza a crecer en las trompas de Falopio o en los ovarios. Con el tiempo, estos pueden “romperse” y hacer que el feto “se escape” hacia la parte del abdomen. Sin embargo, las probabilidades de que el embarazo sea exitoso son bajas ya que sólo es del 10% y la mayoría de los que sobreviven suelen tener daño cerebral.
La mujer tuvo que esperar un mes y medio para que la operaran y puedan sacar al bebé. (Foto: Pexels)
La mujer, oriunda de la isla Reunión, cercana a Madagascar, viajó a Francia para que especialistas la puedan atender. Ella ya tenía dos hijos y había sufrido un aborto espontáneo en una ocasión. Allí, le pidieron que esperara hasta la semana 29 de gestación para dar a luz al bebé ya que era una buena alternativa para aumentar las posibilidades de supervivencia.
Así fue cómo, después de esperar un mes y medio, los médicos la sometieron a una cirugía y lograron sacar al bebé con éxito. Luego de la operación, lo mantuvieron en la unidad de cuidados intensivos neonatales.
Después de casi dos semanas de la intervención, la mujer tuvo que volver a entrar al quirófano para que le extirparan el resto de la placenta que había quedado en una zona de la pelvis. Tanto la madre como su hijo recibieron el alta casi tres meses después.