ara ello, prestará juramento en horas de la mañana en la Legislatura al igual que Eber Solís quien lo acompañará, otra vez, como vicegobernador.

Casualmente , fue un lunes 11 de diciembre pero de 1995 cuando este político oriundo de Laguna Blanca asumió sus primeras funciones como jefe del Poder Ejecutivo junto con el por entonces vicegobernador Floro Bogado.

Insfrán  puso en marcha el modelo provincial que ha logrado avances notorios en materia de obras públicas y de reconversión productiva que han permitido mejorar la calidad de vida de los habitantes, que en ese entonces eran 550.000 y en la actualidad 607.500.

Esta propuesta, ante la acotada realidad socio-económica formoseña, impulsaba el desarrollo de políticas orientadas a recrear una Formosa diferente, en crecimiento y desarrollo, pero con equidad social y con igualdad de oportunidades para que cada uno de los habitantes, viva donde viva, tenga la posibilidad de realizarse en su propia tierra.

Se trataba de un modelo de inclusión y de progreso social que tenía como piedra angular la unidad provincial y la formulación de un nuevo pacto social basado en la construcción colectiva del desarrollo productivo y la armoniosa y equitativa distribución de los bienes y servicios obtenidos por todos los formoseños.

En síntesis, un Modelo cristiano, de inclusión y justicia social que tiene como objetivo final el desarrollo humano, la realización plena del hombre de carne y hueso.

Una mirada hacia todo el horizonte provincial demandaba la necesidad de una integración territorial efectiva no solamente desde el punto de vista físico sino también desde lo comunitario, como pueblo.

Y así surgieron los cuatro ejes sobre los que se sostiene el Modelo: caminos, comunicaciones, energía eléctrica y manejo de los recursos hídricos.

Se inauguraba así una etapa que tiene como objetivo final recrear una provincia sustentable en materia de recursos naturales, socialmente equitativa y económicamente competitiva para hacer posible la felicidad de los formoseños y la grandeza de Formosa.

Como paso inicial, junto con las pautas políticas para el cambio, el modelo lanzó una convocatoria amplia al compromiso social como nuevo pacto fundacional.

Consiste en que todos los formoseños se pusieran de pie “para alcanzar el objetivo superior de construir la Formosa que queremos y que nos merecemos”.

Esa participación social fue esencial para que cada formoseño sumara en la construcción de su propio destino y en el de sus comprovincianos.

Por eso fue que se demandó que todos los ámbitos sociales se deben modelar en recintos de participación, una suerte de compromiso prioritario que otorga a la concepción democrática valor y sentidos más ricos y profundos.

No se detiene en la coyuntura, aunque tampoco la desatiende.

El proyecto provincial para la nueva Formosa   atiende las demandas de la emergencia y el de la transformación para recrear una provincia distinta, diferente, donde valga la pena vivir.

Muchos de los objetivos iniciales se consiguieron, sobre todo cuando surgieron mandatarios nacionales como Néstor Carlos Kirchner que comprendieron la ansiedad de los formoseños por ser ubicadas en la consideración del PEN del mismo modo como el resto de sus hermanas, con la firma del Acta de Reparación Histórica el 28 de mayo de 2003.

La integración territorial, cultural, eléctrica y digital se afirmó a punto tal que ha permitido avanzar hacia la anhelada etapa industrial y de fortalecimiento de la diversificación productiva agropecuaria y minera junto con una Formosa Turística sostenida por sus bellezas naturales y su orgullo identitario.

La hora de los grandes acueductos y del gasoducto para garantizar el abastecimiento de los formoseños ha llegado y junto con ello el aprovechamiento del litio del oeste provincial.