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SOCIEDAD

31 de agosto de 2023

El consumo de alcohol y marihuana crecen y baja la edad de la iniciación

Antes de los 25 años 81% de los argentinos ya tomó alcohol y el 33% probó la marihuana. El consumo de estas adictivas sustancias entre los jóvenes está muy relacionado con lo social, según se desprende de la Encuesta Nacional sobre Consumos y Prácticas de Cuidado fechada el año pasado.

El estudio, que difundió el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), puso en cifras una realidad que los expertos advierten hace rato: entre jóvenes ya se consume más marihuana que tabaco. Un 29,2% de los menores de 24 años fuma cigarrillos. En el caso de los tranquilizantes, se registró que los primeros consumos ocurren entre los 25 y 34 años, mientras que la cocaína presenta un consumo de 5,1% en la población.

El estudio se hizo entre julio y octubre del año pasado y abarcó a personas de entre 16 y 75 años de 31 aglomerados urbanos, entre los que figura el Gran Tucumán-Tafí Viejo. El operativo estadístico fue desarrollado junto a la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar).

Uno de los datos importantes que refleja la encuesta es que en las casas y acompañados principalmente de sus amigos o pares es donde más consumen sustancias psicoactivas los jóvenes.

El aumento en el uso de marihuana es lo más preocupante, aseguran los expertos después de haber leído el informe. El 26,3% de toda la población admite haber usado esta droga alguna vez en su vida. El 8% señaló haber consumido en el último mes.

Del informe se desprenden otros datos vaiosos: en los hogares con nivel educativo alto se registró el mayor porcentaje de la prevalencia mensual (10,6%) del consumo de marihuana. La edad promedio de las personas que la usan es de 19 años; y el comportamiento de uso está asociado directamente con el placer y la curiosidad (71,9%), el relax (46%), la desinhibición social (12,1%).

El consumo de cannabis se realiza mayormente entre los 25 y 34 años y entre los 16 y 24 años. El 60,8% lo usa junto con alcohol en una misma ocasión.

Aunque todavía no están disponibles los datos desagregados por provincia, según las fuentes consultadas las tendencias de consumo en Tucumán son similares a las que se pueden apreciar a nivel nacional en este estudio.

En nuestra provincia hubo un aumento notable de consumo de drogas en la pospandemia. Lo que se ve reflejado en el incremento de la asistencia por adicciones. Según datos del Ministerio de Salud local, en el primer semestre de 2023 se registró un aumento de un 7% de las consultas en los tres niveles de atención, tanto en Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS), policlínicos y hospitales del interior, y en los hospitales de alta complejidad, respecto del mismo período de 2022.

El director de Salud Mental, Walter Sigler, remarcó que este incremento es también en relación al contexto de prepandemia de coronavirus: en 2020 y 2021. Las consultas principalmente son por policonsumo: alcoholismo asociado a distintas sustancias, como cocaína, marihuana y tranquilizantes.

Según el director, se preveía que en la pospandemia íbamos a tener un incremento de las consultas por adicciones. “Por la pérdida, ya sea de un ser querido, contenciones afectivas, separaciones, pérdidas laborales o económicas, el consumo de sustancias, entre ellas el alcoholismo, se profundizó entre la gente”, analizó. También sostuvo que las adolescencias hoy no son las mismas que las de 2020.

El psicólogo Lucas Haurigot Posse, quien coordina la red provincial de prevención de adicciones, consideró que este estudio es fundamental porque es una foto de la realidad social que hay hoy en cuanto al consumo de alcohol y de otras drogas ilegales.

“Lo primero que deja en claro es que el alcohol sigue siendo la sustancia más consumida. Y que entre los 16 y los 24 años ya haya una gran mayoría que los probó es preocupante. El consumo de alcohol se minimiza; parecería que no entra en lo que sería una problemática sanitaria”, consideró.

Lo que se ve en Tucumán, según el funcionario, es que aumentó tanto el uso de alcohol como el de marihuana. “Tiene que ver con una mayor aceptación social. La gente fue naturalizando el uso de estas dos sustancias, sobre todo el alcohol que es de venta legal y libre. En cuando a la marihuana, hoy mucha gente se inicia en el consumo pensando que no hace daño e incluso se ha instalado el discurso de que es más sana que fumar tabaco y que no causa adicción. Sin embargo, hay muchas personas que hoy no pueden sostener una abstinencia de esta droga”, reflexionó.
 
Tal como se refleja en el relevamiento nacional general, advirtió que el consumo adolescente de alcohol y marihuana está estrictamente ligado a lo social. Según explicó el especialista, el alcohol aparece cada vez en más momentos especiales como el día del amigo, de la primavera, el último primer día (UPD), las fiestas de 15 y las de 16, entre otros. “Tienen muy vinculado el consumo con ideas y representaciones; por ejemplo, creen que si no toman no la pasan bien, o confían en la bebida como facilitadora para desinhibirse. Hoy los adolescentes crecen con la idea de que sin alcohol nada es igual”, evaluó.

Respecto de la marihuana, señaló que hoy la edad de inicio para consumirla es la misma que la de empezar a beber alcohol. Reconoció que hace 15 años solo se veían en las consultas jóvenes que consumían alcohol y marihuana. “Hoy se da el policonsumo; hay un mayor conocimiento de las distintas sustancias psicoactivas y eso va generando que quieran ir probando siempre otras cosas”, concluyó.

En relación al contexto donde los chicos consumen alcohol y marihuana, Haurigot Posse no se mostró sorprendido: “es tanta la naturalización de estas sustancias que hoy los padres prefieren que los beberages se den en los mismos domicilios para mantener de alguna que otra manera más controlados a sus hijos o porque sienten que corren menos peligros que en la calle”.

Hay falta de límites claros, consideró. Y otro inconveniente es: “en los adultos el consumo de alcohol está muy presente. Es difícil criar a los hijos sin el ejemplo, solo con la palabra. Los chicos observan mucho a sus padres, y también los escuchan cuando cuentan anécdotas y se ríen al hablar del alcohol”.

Ante una realidad cada vez más preocupante, según el psicólogo, es necesario reforzar la concientización entre los adolescentes sobre lo que significa el consumo de alcohol y otras drogas ilegales. Para el especialista, lo mejor es poder escuchar a los jóvenes antes que sermonearlos.

“Necesitan adultos (padres, docentes y otros referentes) que acompañen y no que castiguen, que tengan una mirada que sea desde el juzgamiento. Ver lo que les pasa, por qué consumen. Es verdad que pueden iniciarse en el uso de drogas por curiosidad, quieren ver lo que siente; pero luego si se vuelve repetitivo, recurrente, nos indica que hay algo a nivel emocional que ese adolescente está viviendo y no está pudiendo manejar o resolver”, aconsejó.

Haurigot Posse consideró que la adolescencia es una etapa difícil, de cambios, vivencias y nuevos descubrimientos. “Sin muchas cosas que a veces no pueden manejar. Los adultos no podemos minimizar lo que les pasa. Hay que contenerlos, escucharlos si están necesitando algo. Porque seguramente si tienen algún vacío y empiezan a llenarlo con una sustancia, esta entra en un terreno fértil”, reflexionó el profesional.



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