SOCIEDAD
14 de agosto de 2023
El impensado perfil del encargado de alimentar a las mulas narco de Ezeiza

El juez en lo Penal Económico Marcelo Aguinsky tenía las fotos en el escritorio de su despacho de los Tribunales de Avenida de los Inmigrantes, en Retiro. Eran imágenes de las autopsias realizadas a "mulas" del narcotráfico que murieron luego de que se les reventaran cápsulas con cocaína que habían tragado para contrabandearlas en sus intestinos.
Aguinsky le ofreció verlas a la chica de 20 años que días antes -el sábado 29 de julio- había sido detenida en el aeropuerto de Ezeiza con 67 cápsulas de cocaína en su aparato digestivo y 11 más en su vagina. En total, 742 gramos cuyo destino era Barcelona vía el vuelo 2602 de la empresa Level. Le ofreció ver las fotos para que entendiera a lo que se había expuesto. Pero ella no quiso.
Con lo que había vivido, le sobró. Luego de ser detenida, tardó cuatro días en expulsar todas las cápsulas. La imagen del escáner mostró la crudeza de una de las caras más espantosas del narcotráfico y trajo a debate -después de mucho tiempo- el tema de los "ingestados" o "capsuleros".
Menuda, no más de 50 kilos, clase media, familia de Villa de Parque, su perfil de "capsulera" sorprendió a los agentes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y de la Aduana que intervinieron en el caso.
Pero no sería la única sorpresa de la causa que, en dos semanas, dio un gran paso: el viernes 11 de agosto por la tarde, la PSA llegó hasta el hombre que había acompañado a la chica a Ezeiza y en cuyo departamento se había ingestado con las capsulas de cocaína.
Según se pudo saber, el detenido se llama Cristian, tiene 33 años y estudia Economía. Fue arrestado en su domicilio de la calle Migueletes al 700, en la coqueta zona de La Imprenta, en el barrio de Palermo. El sábado fue llevado a los tribunales para ser indagado por Aguinsky, pero se negó a declarar.
"Sabemos que el tipo es una línea media, no un jefe. En su departamento, la chica tragó las cápsulas de cocaína. A ella le prometieron algún trabajo glamoroso, de modelo o algo por el estilo, en Europa. También, un pago de cinco mil dólares: la mitad a cobrar al salir de Argentina y la otra cuando llegara a destino", confió a este diario una fuente de la investigación.
La principal hipótesis sobre los proveedores de la cocaína secuestrada apunta a una banda de colombianos, pero esta etapa de la investigación se maneja en secreto.
A Cristian (el detenido el viernes), la PSA llegó por varias vías. Primero revisó las cámaras de seguridad del aeropuerto y logró tomar la patente del remís que había dejado a la "mula" en Ezeiza. El vehículo fue rastreado y el remisero terminó declarando como testigo en la causa.
El chofer aportó la dirección de donde había recogido a la joven y los datos se entrecruzaron con los mensajes de WhatsApp de la detenida, cuyo iPhone pudo ser abierto con cierta colaboración.
Más allá de los detalles (y de lo que es prudente publicar), lo cierto es que el juez Aguinsky y el fiscal Emilio Guerberoff lograron subir un escalón más en la organización y, de paso, darle una oportunidad a la detenida, que fue excarcelada y sus padres decidieron mandarla a la casa de un pariente en el interior del país. /