En los últimos tiempos, y más en estos últimos días, la violencia digital y mediática contra las mujeres se convirtió en una preocupante herramienta de ataque, disfrazada muchas veces de «crítica» o «libertad de expresión».
Insultos, difamaciones, falsas acusaciones e incluso señalamientos que buscan desacreditar la imagen, el trabajo y la vida personal, son moneda corriente en el mundo digital y en los denominados, por ellos mismos, «exitosos» medios de comunicación, calculado en base a cantidad de seguidores y vistas de las publicaciones (no siempre reflejan el verdadero impacto de la página, pero como no soy «analista de datos» no diré nada más).
No se trata de estar de acuerdo o no con una persona, ni de compartir su postura política o ideológica. Se trata de entender que el respeto es la base del debate democrático y que el ejercicio del periodismo NO PUEDE NI DEBE convertirse en una plataforma para la violencia. Atacar a una mujer con agravios en lugar de argumentos, difundir mentiras o intentar desacreditarla por su género u orientación sexual no solo es una falta de ética, sino también una muestra de CARENCIAS de quien lo hace.
Es urgente reflexionar sobre el rol de los medios y las redes sociales en la perpetuación de esta violencia. La información y el debate deben construirse desde la verdad, el respeto y la responsabilidad. Como sociedad, no podemos permitir que la violencia se naturalice ni que se convierta en una herramienta para silenciar voces. Es momento de exigir un periodismo comprometido con la verdad y un uso responsable de las plataformas digitales.
Me preocupa el silencio (de hombres y mujeres) Me preocupa que sean unos pocos los que salgan a decir BASTA. Me preocupa que salgan con consignas y banderas solo en días «X». Me preocupa el desamparo. Me preocupa que la SORORIDAD dependa de quién sea la atacada. Me preocupa que no salgan de su zona de confort. (De hecho, podría quedarme callada,PERO NO. ESO ES LO QUE QUIEREN!!).
Y me preocupa aún más que se siga permitiendo que utilicen a la PRENSA como arma. Y que, amparados en el concepto de «libertad de expresión», y usando recursos jurídicos ( cómo ir cambiando nombre a sus páginas) estos nuevos «jueces digitales» sean incapaces de medir las consecuencias de sus afirmaciones.
Corajudos y machistas todos, eso sí, detrás de una computadora, y sin presentar pruebas dónde corresponde.
MI SOLIDARIDAD PARA LAS MUJERES, LLÁMESE PAULA, ANDREA O MARIA.
POR ELLAS, MAS ALLA DEL ROL O CARGO QUE OCUPEN, QUE A DIARIO SUFREN LOS MÁS DIVERSOS ATAQUES DESDE LOS MEDIOS DIGITALES DE COMUNICACIÓN, LEVANTO MI VOZ COMO MUJER, MADRE Y CONUNICADORA.
PORQUE SI UN DÍA ME TOCA ESTAR DEL OTRO LADO, SERIA BUENO NO LUCHAR SOLA ….
Por Andrea Rodas…