Junto con Pagotto se encontraba otro de los integrantes de la bicameral, Lisandro Almirón, quien la semana pasada se trenzó, en el recinto de la Cámara de Diputados, con su excompañero de banca, Oscar Zago.
Mientras los legisladores se peleaban, los funcionarios del Ejecutivo esperaban para exponer.
Mariano Fuchila
UP exigía que, antes de poner en marcha el tratamiento en comisión, se renovaran las autoridades. La respuesta de Almirón, entre gritos, era «ustedes convalidaron a estas autoridades asistiendo a la comisión».
La discusión, acalorada, se mantuvo. Tal es así que el presidente de la Cámara baja, Martín Menem, se apersonó en el lugar, para apaciguar las aguas. «Les van a impugnar el acuerdo con el FMI, saquen a Pagotto», alertaban los dirigentes de UP a los legisladores del oficialismo.
La propuesta de Unión por la Patria para saldar la discusión era simple: que el secretario Parlamentario del Senado, Agustín Giustinian se colocara al frente del debate y que la renovación de autoridades se saldara en otra oportunidad.
Mientras los diputados y senadores se gritaban y revoleaban la Ley 26.122, José Luis Daza, secretario de Política Económica, y Pablo Quirno, secretario de Finanzas, esperaban en sus sillas para exponer.
Casi una hora después de convocada la reunión, el pedido de UP fue concedido y Giustinian quedó al frente de la comisión. Pero lo cierto es que Pagotto no se corrió de la silla que le corresponde a la Presidencia del cuerpo.
El trasfondo de la pelea
¿Por qué LLA no quería discutir las renovación de autoridades? Porque, claramente, peligraba que la comisión quede en manos de la oposición luego de cuestionar, durante todo el año, el accionar de Pagotto, a quien acusaron de «paralizar» el correcto funcionamiento de la misma. Al mismo tiempo, con Pagotto al frente de la comisión, ante un eventual empate, el presidente tiene doble voto. Desempata. Por eso, contar con uno propio al frente de la bicameral le urgía, y mucho, a los libertarios.
Finalmente, y luego de la acalorada discusión, el oficialismo propuso renovarle la presidencia a Pagotto. En tanto, quienes se oponían a Pagotto propusieron al diputado de Encuentro Federal, Nicolás Massot. Este recibió el aval de los seis legisladores de UP, el voto de Paoltroni y el propio.
En tanto, Pagotto cosechó el aval propio, el de Almirón así como también el de los radicales Víctor Zimmermann, Francisco Monti, además del de Zago y el correntino, cada vez más alineado con el oficialismo, Carlos Espínola. Es decir, se produjo un empate. Ocho a ocho. «Llamen al Chiqui Tapia», bromeó un senador peronista, en alusión al famoso empate en la AFA de 38 a 38.
La propuesta de Massot fue posponer para más adelante el debate de las autoridades y escuchar a los funcionarios. En tanto, Fernández Sagasti planteó que la comisión sea netamente informativa. Es decir, que no se pueda emitir dictamen. En medio de la encerrona, Paoltroni reflotó «el plan original». Es decir, proponer a Zago como presidente.
Era el nombre que se barajó en un primer momento pero que, tras la escandalosa sesión del miércoles pasado había quedado en stand-by. Si bien UP quería a Massot, el nombre de Zago era el ideal, para buena parte de los integrantes de la comisión, porque, si bien es una figura cercana al oficialismo, no es un «soldado de Milei». De alguna manera, Zago es una garantía de que, a diferencia de Pagotto, «garantice el funcionamiento de la comisión» que tanto le preocupa al oficialismo. Y, al mismo tiempo, se deja en manos de un aliado una comisión tan sensible.
La propuesta del formoseño prosperó: si bien UP se abstuvo, el resto de los legisladores avaló el nombre del jefe de la bancada MID. Incluso, Almirón lo votó. «Primero está la República», dijo el correntino. Todos estaban a la espera de cómo votaría el diputado tras el enfrentamiento que ambos protagonizaron. «Viva la libertad, carajo», remató Almirón. Hubo aplausos.
El cruce que se vivió en el Senado se produce a horas de que la Cámara de Diputados sesione para aprobar en el recinto el DNU de Javier Milei. Y en medio de las intenciones, por parte del Gobierno, de enviarle una señal al FMI, en medio de las negociaciones.